Si has tomado la decisión de acudir a un/a psicólogo/a para superar tus dificultades, enhorabuena. Queremos ayudarte a afrontar mejor este proceso resolviendo las dudas más frecuentes relacionadas con la terapia psicológica.
“¿Cómo elegir a un/a buen psicólogo/a?”
Una vez has tomado la decisión de acudir a terapia, hay que elegir al/la profesional.
Pregunta en tu entorno cercano. Quizás puedan recomendarte a alguien tras una buena experiencia.
Como para todo lo demás, también puedes buscar en internet. ¿Y cómo sabrás diferenciar entre buenos/as y malos/as profesionales? Fíjate en estas tres cosas:
-La formación. Un/a buen/a profesional cuenta con amplia formación y está en continuo reciclaje.
-La experiencia. Si ha trabajado con muchas personas, es más probable que pueda ayudarte a ti.
-La especialización. No todos/as los/as psicólogos/as tratamos todos los casos. Normalmente, estamos especializados en un área concreta.
En Prisma Psicología, estamos especializados en los ámbitos de la mujer y LGTBIQ+.
Debes elegir a una persona especializada en la problemática que te afecte a ti personalmente.
“¿Cuánto cuesta el/la psicólogo/a?”
Como en cualquier otro servicio, el precio de la consulta del/la psicólogo/a puede variar mucho.
Las tarifas de Prisma Psicología son las siguientes:
-Sesión individual: 60 €
-Sesión de pareja o familiar: 70 €
En Bilbao, estas tarifas son medias, ni muy baratas ni muy caras.
En cualquier caso, creemos que el precio no debe ser el factor más determinante a la hora de escoger terapeuta, sino la capacidad de éste/a y que tú te sientas a gusto en su compañía para que puedas avanzar en tu proceso.
“¿Qué hace un/a psicólogo en la primera consulta? ¿Qué preguntas te hace? ¿Qué tengo yo que decir?”
La primera consulta es una primera toma de contacto. Tranquilo/a, no vas a tener que hablar de lo que no quieras hablar.
Te haremos algunas preguntas para tratar de comprender lo que te sucede, para ayudarte a contarnos en la medida de tus posibilidades cómo has llegado a esta situación.
En esta primera consulta, a veces nos encontramos con personas que, en realidad, no necesitan un psicólogo. Quizás sufren un problema circunstancial, o creemos que pueden superar esa dificultad con sus propios recursos.
En otras ocasiones, nos visitan personas a las que no podemos atender:
-Porque nos demandan terapias que no realizamos.
-Porque necesitan un alivio inmediato como el que aporta, por ejemplo, la medicación.
-Porque no estamos especializados en la problemática que refieren.
Si el tuyo es uno de estos casos, si no podemos ayudarte o creemos que no necesitas un psicólogo, te lo diremos lo antes posible.
Durante la primera consulta, es importante que te sientas a gusto con tu terapeuta, que sientas una conexión positiva con él/ella y te genere confianza, que “os entendáis”. Si hay incomodidad, será complicado que la terapia avance.
Sin embargo, ten en cuenta que acudir a la consulta del/la psicólogo/a es un momento incómodo y complicado, y es posible que en la primera sesión no encuentres el sosiego y la confianza que buscas.
Si en la primera consulta te sientes a gusto, estupendo. Si no es así, permite un pequeño margen de al menos 4 o 5 sesiones antes de descartar al/a la profesional.
“¿Cómo es la terapia psicológica?” ¿Es verdad que cuando vas al/la psicólogo/a te sientes peor?”
Es cierto que, al acudir al/la psicólogo/a, afloran emociones, vivencias, situaciones… que pueden causarte sufrimiento. Es totalmente normal, es más, esto es indicativo de que la terapia está surtiendo su efecto.
Abordar una terapia psicológica es un acto valiente: tienes que estar dispuesto/a a cambiar, a expresar cuestiones muy personales e incómodas, a pasarlo mal para llegar a estar mejor.
La terapia es un proceso más o menos largo, según la situación de cada persona, en el que el/la psicólogo/a ayuda al/la paciente a pensar y a expresar lo que le sucede, y a intentar esclarecer cómo y por qué ha llegado a esa situación.
El/la terapeuta es un acompañante, un facilitador: este es un trabajo que debes hacer tú mismo/a. El/la psicólogo/a nunca va a forzarte, ni a juzgarte, ni pondrá etiquetas a lo que te pasa.
A lo largo del proceso irás entendiendo por ti mismo/a lo que te sucede, qué circunstancias te han llevado a esta situación y cómo puedes superarla.
“¿Qué pasa si no avanzo en la terapia? ¿Cómo puedo saber si me está ayudando?”
La consulta es un espacio de confianza en el que puedes expresar todas tus dudas y preocupaciones. Desde la primera consulta, siéntete libre de preguntar todo lo que quieras. Y durante la terapia, si tienes dudas sobre su evolución, plantéaselas al/la psicólogo/a.
El/la profesional tiene una perspectiva diferente de la terapia y, aunque tú pienses que no avanzas, es probable que sí lo hagas. Puede demostrártelo si compartes con él/ella tus dudas.
“¿Cómo saber si es un/a mal psicólogo/a? ¿Y si creo que tengo que cambiar?”
Desconfía de quien se comporte contigo como si fuera tu amigo/a, tratándote con demasiada cercanía.
Por supuesto, debe tratarte siempre con el máximo respeto, no juzgarte ni ridiculizarte y no enfadarse nunca contigo.
No debe hablar de sí mismo/a ni de otros/as pacientes, y no comportarse contigo como alguien superior.
Tampoco puede prometer que superarás tus dificultades. El/la psicólogo/a no puede prometerte la felicidad.
Si detectas alguna de estas conductas, es recomendable que cambies de terapeuta.
“Creo que me he recuperado…, ¿cómo le digo al/la psicólogo/a que ya no voy más?”
Si la terapia avanza de forma adecuada, irás poco a poco superando tus dificultades.
De hecho, es muy habitual que el alivio de la sintomatología más llamativa sea rápido. Al empezar a ir al/la psicólogo/a te sentirás mejor, pero esto no quiere decir que tus problemas se hayan solucionado.
Cuando nos hacemos una herida, ésta puede cerrar, pero eso no quiere decir que haya cicatrizado.
En psicología buscamos la cicatrización completa y hasta entonces no se debe interrumpir la terapia. Si la abandonas demasiado pronto, podrías sufrir una recaída.
Si crees que ya no necesitas ir más a consulta, háblalo con tu terapeuta. Quizás esté de acuerdo contigo o, por el contrario, puede hacerte ver que aún no has superado del todo tus dificultades.