La llegada de un bebé genera emociones muy intensas, por diversos motivos. En principio, se asocia este momento con alegría e ilusión. Pero la realidad es que pueden generarse otras muchas emociones: tristeza, rabia, desesperanza…
Si bien es habitual que en esta etapa el estado de ánimo varíe por todos los cambios que se experimentan, hay mujeres que sufren una tristeza profunda, ansiedad y agotamiento que no pueden tolerar, y el cuidado del bebé o de ellas se convierte en una tarea imposible.
Cuando esto se alarga en el tiempo más allá de unas semanas, la mujer puede enfrentarse a lo que llamamos depresión postparto.
Si estás pasando por una situación así, es importante que encuentres el tratamiento adecuado para sentirte acompañada en el proceso y poder poner solución cuanto antes.
¿Qué causa la depresión postparto?
Muy a menudo se relaciona la depresión postparto con el efecto de las hormonas, la historia personal o las malas experiencias en el parto. Por supuesto, estas son causas que no debemos olvidar.
Pero también es cierto que en nuestra sociedad hay factores que pueden propiciar la aparición de la depresión postparto y que conocerlos ayuda a paliar los efectos de este momento tan complejo en la vida de las mujeres.
Los imperativos sociales
A pesar de que nuestra sociedad ha ido cambiando, todavía está normalizada la idea de que una mujer sólo está realizada del todo si es madre, y se entiende la maternidad como algo casi obligatorio cuando se es mujer.
¿Cuántas veces te preguntaron cuándo ibas a ser madre? Como ésta, hay muchas creencias y comportamientos que provocan vivencias complicadas en la mujer al ser madre o antes de serlo. Estos tópicos acerca de lo que es ser mujer y madre generan muchas ideas preconcebidas en las mujeres, que pueden idealizar la maternidad.
Además, por esta idealización de la maternidad, muchas mujeres no cuentan las dificultades que han tenido tanto en el embarazo como en el postparto, la dificultad en la relación con sus cuerpos, el cansancio, agotamiento…
La parte negativa de la maternidad es un tema tabú, y cuando las mujeres tienen que enfrentarse a ella pueden sentir culpa, vergüenza o pensar que no están a la altura.
En el postparto, la mujer tiene que adaptarse a una nueva vida que exige una gran energía y en muchos casos las tareas no son suficientemente compartidas por sus parejas (en el caso de que sean hombres).
Nuestro cuerpo cambia profundamente y podemos sufrir numerosas molestias: estreñimiento, dolor en los pechos y grietas, dolores de espalda, hemorroides…. Y nuestro cuerpo ha cambiado, lo que hace que muchas mujeres se sientan descontentas con su aspecto físico.
Por otro lado, el cambio de vida es muy brusco y la relación de la pareja sufre una gran transformación. En muchos casos el o la cónyuge vuelve a su rutina, a pesar de que se involucre en los cuidados cuando vuelve del trabajo, y es la madre la que asume la mayor parte de los cuidados.
Hay mujeres que tienen a sus hijos solas y no tienen con quien compartir el esfuerzo que requiere el cuidado. Estas diferencias en el cuidado pueden darse en cualquier tipo de pareja, aunque es más frecuente cuando son parejas de diferentes sexo biológico o identidades género normativas (hombre-mujer).
En los primeros meses de crianza se debe atender de forma continua al bebé, por lo que las actividades personales y las relaciones sociales se ven reducidas al mínimo. Puedes sentirte sola o aislada.
Esta etapa exige una adaptación brusca de la mujer en su cuerpo y su vida personal y social, que puede generar un estado de agotamiento y tensión de gran magnitud, que no suele ser comprendido por el entorno cercano.