¿Alguna vez has sentido que controlar lo que comes es la única forma de mantener algo en orden? ¿Que tu cuerpo no termina de encajar, de estar bien, de ser “suficiente”? Para muchas mujeres, dejar de comer no es solo una cuestión de peso o estética: es un intento de gestionar un malestar profundo, silencioso, difícil de nombrar.
La anorexia no es simplemente un problema con la comida. Es un síntoma complejo que aparece cuando otras cosas no encuentran salida. Y aunque sus efectos se ven en el cuerpo, sus raíces suelen estar en otro lugar.
Una prevalencia que habla de nosotras
Los trastornos de la conducta alimentaria afectan mayoritariamente a mujeres. No es casual. Desde pequeñas, se nos educa en la idea de que debemos gustar, contenernos, controlar nuestros impulsos. La delgadez se asocia al éxito, al autocuidado, a la valía. Así, muchas acabamos sintiendo que ocupar espacio —físico o simbólico— está mal. Que hay que desaparecer un poco. Ser menos.
Este mandato social, sostenido por medios, redes y discursos familiares, no explica todo, pero sí ayuda a entender por qué tantas mujeres encuentran en la restricción una forma de soportar lo insoportable.
Consecuencias físicas: lo que el cuerpo termina por decir

Cuando el cuerpo no recibe lo que necesita, responde. Algunas de las consecuencias físicas más frecuentes son:
– Desnutrición y fatiga constante
– Pérdida del ciclo menstrual, infertilidad y desequilibrios hormonales
– Deterioro del sistema cardiovascular, digestivo y óseo
– Fragilidad, sensación de frío, caída del cabello, piel seca
Consecuencias emocionales: culpa, miedo y desconexión
La anorexia puede empezar con una dieta o con la idea de “comer más sano”, pero pronto se convierte en otra cosa. En obsesión. En miedo. En culpa constante. En aislamiento.
– Ansiedad por el control del cuerpo y de la vida
– Culpa al comer, al descansar o al pedir ayuda
– Sensación de vacío, de no saber quién se es más allá del síntoma
– Dificultades para relacionarse, incluso con las personas más cercanas
La anorexia a veces se vive como un refugio. Como una forma de controlar lo que sí se puede, cuando lo demás escapa. Pero es un refugio que acaba atrapando.
No es solo un problema con la comida
Comer no es lo único que se ve afectado. Tampoco es lo único que debe abordarse. La anorexia puede estar conectada con conflictos familiares, exigencias personales desmedidas, vivencias traumáticas o una relación muy dañada con una misma. Por eso, centrarse únicamente en la comida no es suficiente.
Sin un acompañamiento adecuado, es muy difícil salir de ella. No porque no haya voluntad, sino porque no se trata solo de “cambiar de hábitos”, sino de poder poner en palabras lo que el cuerpo lleva tiempo gritando. Es necesario desenredar los conflictos personales que empujan para que un síntoma tan grave como la anorexia tenga que aparecer.
¿Qué significa recuperarse?

La recuperación no es un camino recto, ni siempre rápido. Requiere tiempo, apoyo profesional y espacios donde el síntoma pueda ser entendido, no juzgado. Donde haya espacio para el conflicto, la ambivalencia, la historia personal detrás de todo eso.
En Prisma Psicología abordamos los trastornos alimentarios desde una mirada integral: sin centrarnos solo en el cuerpo, sin minimizar el dolor, sin dar respuestas cerradas. Sabemos que cada historia necesita ser escuchada y acompañada desde su singularidad.
Si esto te resuena…
Si sientes que llevas tiempo luchando con tu cuerpo, con la comida, contigo misma… pide ayuda.
En Prisma Psicología te escuchamos sin juicio, sin prisas, y con la certeza de que se puede recuperar otra forma de vivir. Más información: https://www.prismapsicologia.es/trastornos-alimentacion/
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Referencias
Miquel Bassols, ‘El cuerpo y el síntoma en la anorexia’: https://elp.org.es/blog/el-cuerpo-y-el-sintoma-en-la-anorexia
Save the Children, informe ‘Rompe el tabú’: https://www.savethechildren.es/publicaciones/rompe-el-taboo
Amnistía Internacional, ‘La presión estética puede ser una forma de violencia de género’: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/la-presion-estetica-puede-ser-una-forma-de-violencia-de-genero/
Colette Soler, ‘El síntoma en psicoanálisis. El lugar de la anorexia’.